top of page

¿Cómo descubrí que soy autista?@neurodiversicat

Actualizado: 28 ago




ree

Antes de que llegara a cuestionármelo, ya me habían diagnosticado TLP. Pero cuando comencé terapia con mi actual psicóloga, fue como iniciar desde cero.

Hubo una semana en la que, por alguna razón, me empezaron a aparecer cosas sobre autismo en redes.

Y justo ese mismo día, cuando fui a mi sesión, mi psicóloga sacó el tema.


Todo comenzó por una situación en la escuela: una compañera me preguntó cuál era mi

color favorito, y por alguna razón eso me molestó. Para mí, era obvio que a ella le gustaba

el rosa porque siempre traía algo rosa: su ropa, sus útiles, todo.

Entonces, ¿por qué para ella no era igual de obvio que a mí me gustaban el azul y el verde?

Me frustré mucho y llegué a terapia contándole a mi psicóloga lo que pasó. Esa sesión fue un punto de quiebre. Desde ahí, comencé a cuestionar mi existencia y a investigar más sobre el autismo. Y, de pronto, mi vida comenzó a cobrar sentido.


Comprenderme desde el autismo


Identificarme como autista fue como quitarme etiquetas que venía arrastrando desde la

infancia y la adolescencia. Me liberó de muchas cosas que antes me generaban culpa y me

abrió la puerta a un entendimiento diferente, sobre todo a la autocompasión.

Pero también me enfrenté a algo difícil: los estigmas. El mundo tiene ideas muy erróneas

sobre el autismo, y enfrentarlo en mi día a día ha sido doloroso. Duele cómo me tratan las

demás personas, cómo son capacitistas conmigo, incluso algunas partes de mi familia. Aún

me cuesta poner límites en situaciones que me sobrepasan. Me duele la incomprensión,

sentir que no soy suficiente (si lo soy). Es una carga emocional enorme.


Además, mi camino hasta aquí no fue fácil. En mi adolescencia sufrí acoso y hostigamiento

por parte de un psiquiatra, lo que hizo que fuera aún más difícil confiar en los

profesionales de salud mental. También he sido víctima de bullying en toda mi vida escolar,

abusos de poder por parte de maestros, directores e incluso personal del gobierno. Y,

además de todo eso, he sido blanco fácil para la violencia sexual.

Todas estas experiencias han influido en la forma en que me veo y en cómo me relaciono

con el mundo. Reconocerme como autista me permitió entender mejor muchas de las

cosas que me han pasado, pero también me ha hecho ver con más claridad lo difícil que es

moverse en un mundo que no está hecho para nosotres.


Y ahora, ¿qué?


Al principio, cuando supe que era autista, sentí un poco de miedo. ¿Qué hacía con esta

información? ¿Cómo iba a cambiar mi vida? No sabía qué esperar de mí ni de los demás.

Durante un tiempo, ni siquiera quería que nadie lo supiera.

Pero con el tiempo, mi perspectiva cambió. Llegó un punto en el que pensé: “Bueno, soy

autista, ¿y qué?”. No siempre soy yo quien tiene que adaptarse al mundo, el mundo

también tiene que adaptarse a mí. No tiene nada de malo. Al contrario, ya siento

suficiente rechazo del exterior, ¿por qué tendría que sentirlo también dentro de mí?

Cuando recibí el diagnóstico clínico, ya estaba preparada. Ya había trabajado mis

emociones en terapia. Pero eso no significa que todo sea fácil. Hay muchas cosas del

mundo exterior que siguen doliendo: la soledad, el abuso, el capacitismo... y no solo hablo

de microagresiones o comentarios hirientes, sino de situaciones más graves.


Desde que me reconocí como autista, muchas cosas han cambiado.

Aprender a ser yo y tener comunidad


Sigo aprendiendo a no enmascarar, aunque a veces me parece imposible. Pero prefiero mostrarme tal como soy, porque solo así puedo crear vínculos sinceros y auténticos con todo lo que me rodea, no solo con personas.


También estoy aprendiendo a reconocer mis propias habilidades, aunque a veces me

cuesta verlas. Reconozco mi emocionalidad y mi sensibilidad, aunque muchas cosas sigan

doliendo, porque el mundo no está construido para nosotres.


Todo esto me llevó a crear Neurodiversicat. Porque, aunque encontrar mi identidad como

autista fue liberador, también fue un proceso solitario y lleno de dudas. Me hubiera

gustado tener más espacios donde sentirme comprendida, donde el peso del mundo fuera

un poco más ligero. Así nació Neurodiversicat: como un refugio, un espacio donde las

cosas duelan menos, donde podamos compartir nuestras experiencias sin miedo y donde

podamos ser sin disculpas.








Evaluación de neurodivergencias
50
Reservar ahora

Comentarios


  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube

Gracias por comunicarte, responderemos lo más pronto posible.

Contacto

flor de doce picos de color naranja

© 2025

bottom of page